lunes, setiembre 11, 2006

El Héroe del 11 de Septiembre

Gracias, Compañero Presidente.




ULTIMO DISCURSO DE SALVADOR ALLENDE
11 DE SEPTIEMBRE DE 1973 (9:10 a.m)


Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado [comandante de la Armada], más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.

Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.

Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

jueves, agosto 03, 2006

Héroes e identidad nacional

De pequeño me pregunté alguna vez lo qué es un héroe. Una vez pasado todo el chongo patriótico de julio con discursos y desfiles, vuelvo la cabeza hacia mis años de la escuela primaria y, absorto en lo que parece ser la caca seca de los caballos, recuerdo a los héroes que me presentaron en mis primeros libros de historia. He de decir que casi ninguno me convenció y de los poquísimos que sí lograron emocionarme, ninguno me entusiasmó. Supongo que quisieron sembrar en mí el “orgullo nacional”, pero lo único que cosecharon fue mi solidaridad con el débil, un débil con el que por amor propio no quise sentirme identificado mientras no apareciese el Hombre Araña a poner justicia.

Pienso que en otras historias nacionales pueden existir héroes que contradigan a la propia definición de la palabra “héroe” por lo dudoso de sus hazañas o de sus virtudes, pero cuyas constatables victorias fácticas y no metafóricas los hacen creíbles a ojos cerrados y brazos abiertos saliendo de los textos escolares. El Perú como país independiente nace no fundamentalmente por la imposición de una voluntad propia sino por una necesidad geopolítica de nuestros vecinos continentales. Este proceso, si bien tomado como victorioso, no arroja la figura de un héroe fundacional local a la misma altura que un mítico (pero creíble) Manco Cápac en el Tawantinsuyo.

Los primeros héroes de nuestra república recién aparecen con nombre propio en la Guerra del Pacífico, conflicto bélico que perdimos, cosa que para nadie es un secreto. Al margen de los resultados, sería mezquino restarle méritos a aquellos personajes que los tuvieron, y puede que hasta sea antipatriota negar de viva voz ante la futura ciudadanía (incluso hasta con razón) lo que parece no ser cierto. Toda historia nacional necesariamente tiene que ser una recreación interesada de lo que realmente pasó, es por eso que uno de los personajes con los cuales se construyó el orgullo americano fue el General Custer cuya leyenda de héroe recién empezaría a desvanecerse cuando este orgullo americano ya estaba construido sobre la base de los logros presentes de su sociedad y ya no tanto por el mito histórico.

Para el caso peruano, es legítimo que mientras no terminemos de construir un orgullo e identidad nacional, en nuestra versión histórica queramos siempre terminar como los buenos de la película; pero la película que hemos filmado ha resultado perjudicial para la construcción de una autoestima nacional cuyos cimientos se forman precisamente en quienes se encuentran en la etapa escolar. Si no es el sistema, por lo menos el programa educativo tiene que redefinirse de tal manera que el hilo conductor del curso de historia a impartirse en los colegios esté definido por la visión de los vencedores en los distintos momentos históricos. Sucesos como la Guerra del Pacífico deberían de ceder horas de dedicación en las currículas escolares en favor de conflictos como el de 1941 o de la lucha contra el terrorismo.

Es legítimo no decirles la cruda verdad de nuestra historia a los niños, pero tampoco hay que negarles las herramientas para que cuando adultos con autoestimas ya formadas, tengan la posibilidad de ahondar en los hechos tal cual se dieron. Pretender que un escolar de primaria se identifique con héroes inmolados cuyos sacrificios no sirvieron para la consecución de un objetivo, por lo general tiene como consecuencia que formemos a más generaciones con autoestimas bajas o a más potenciales chiquillos que jueguen fulbito con camiseta de la selección argentina o del Boca. Si nos limitamos a buscar héroes en nuestras guerras o en nuestro fútbol seguiremos atentando contra nuestro amor propio.

martes, julio 18, 2006

Lay Fun y los misiles norcoreanos


A primera vista esta última semana habría estado plagada de noticias cojudas. En el plano local, la noticia ha sido la probable condenatoria a muerte de un perro por haberse bajado a un choriso quien se metió a la cochera del edificio que este animal cuidaba; mientras tanto, en internacionales, tenemos el contraste de cómo el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condena a Corea del Norte por reventar cohetes en una playa desierta de su propio territorio y el mutis con respecto a cómo los buenos chicos de Israel están reventando a la población del Líbano. Hago énfasis en el “a primera vista” y en el “habría estado” porque, reflexionando un poquito en el asunto, no es una pastrulada gratuita relacionar ambos asuntos con ese término acuñado por Machiavelo de “Razón de Estado”.


En estos momentos, para mí está más clarita la definición de Weber que entiende al estado como “la entidad que tiene el monopolio de la violencia”. El ejercer la violencia en pos de nuestra supervivencia es un derecho natural que todos los ciudadanos delegamos a la institución estatal para que ésta lo administre a fin de evitar una guerra sin cuartel de todos contra todos y así poder vivir tranquilos. Aquí, sin embargo, hay dos paradojas ubicadas en las antípodas una de la otra: ¿qué pasa cuando el estado pierde competencia y jurisdicción por su incapacidad de administrar la violencia delegada? ¿qué ocurre cuando determinado estado se vuelve tan fuerte que se siente totalmente libre de ejercer su derecho natural a la violencia ilimitadamente?


Yo no supe si cagarme de risa o indignarme cuando me enteré que el rottweiller llamado Lay Fun, de acuerdo a la primera interpretación legal de un tal abogado Lame Puchos, merecía la inyección letal por más que su víctima haya sido un delincuente que entró a sus dominios a practicar el deporte favorito de algunos congresistas y ex presidentes de la república (sólo que a una escala menor). Como era lógico, la opinión pública se puso de parte del can y hasta ha habido manifestaciones y protestas contra una medida considerada no sólo injusta sino absurda. En el plano moral, coincido con lo de “injusta”; sin embargo, no sería una medida “absurda” sino más bien un entendible aunque patético intento de un estado por recuperar la autoridad perdida por su propia incompetencia. Ese es el motivo por el cual la policía tiene que salvar a delincuentes de ser linchados y quemados vivos por la población, y no ninguna razón humanitaria como equivocadamente se cree. En realidad, no se está salvando al delincuente sino la legitimidad del estado como supuesto único ente administrador de justicia. Del mismo modo, ante la presión social por salvar al perro, el sistema u orden legal tendrá que idear una salida digna para atracar sin hacer rochabús.

Por otro lado, tampoco resultaría absurda la manera tan evidentemente dispar como se trata en Naciones Unidas el tema de Corea del Norte y el de Israel. Se entiende perfectamente prescindiendo para ello de todo ese floro de los valores que nos enseñaron a todos en la escuela primaria junto con los colores del arco iris. Es necesario pararse de cabeza y deshacernos del lastre moral para entender cómo es la nuez: Estados Unidos e Israel se sienten con todo el derecho de avalar su concepción del mundo basándose en el muy convincente argumento de sus armas nucleares. El problema empieza cuando, al notarse que este argumentum ad nuclearum resulta tan eficaz en las cordiales mesas de negociaciones, otros patines se quieren sumar al chongo de la balística y de las ojivas.

Lay Fun no salió de sus dominios para buscar a un transeúnte para matarlo. Del mismo modo, dudo de que alguna vez Corea del Norte cometa la cojudez de lanzarle misiles a la tierra de la libertad, la democracia, la justicia, las hamburguesas, los hot dogs, las bombas inteligentes y ese tipo de cosas. De todas formas, el argumento norteamericano para hacer dudar al mundo respecto a las intenciones de Corea es creíble y atendible, por cuanto, hasta en la vida diaria, no podemos admitir (por lo menos de viva voz) que aquel quien tiene el poder sobre nosotros pueda ejercer éste amparándose en razones equivocadas por más misio que sea su floro. Aun así, la prensa internacional ha dado conmovedoras muestras de imparcialidad al condenar a Bush por decir la palabra “mierda”. Faltaría nomás que de vez en cuando también condenen –además de las palabrotas que decoran como estrellitas de caramelo al turrón de doña pepa que este compadre se maneja– cuando Mr. Danger empieza a alucinar que el mundo es el juego de soldaditos que le regalaron cuando tenía la edad de esos chibolos que están muriendo como moscas ahoritita en el Líbano, en razón del floro misio de Israel, su hijito consentido.

Porque es cierto y no es el floro misio de alguna Miss Universo: hay chibolos que se están muriendo y no voy a publicar las fotos (aunque sí pondré los enlaces) porque no es mi objetivo convencer a costa de imágenes de la misma forma que otros convencen de sus verdades proyectando las sombras de sus armas. Quizá esté bien que se muera esa gente, no lo sé; tendría que preguntárselo a decentes bienpensantes como Blair o Ehud Olmert; el caso es que han pasado diez años de la masacre de Qana y las cosas parecen no haber cambiado mucho. No quiero rellenar esto de un innecesario floro misio, más bien doy cuenta del mensaje que leo entre líneas, y es que con este tipo de políticas, podrán matar al perro, pero nunca a la rabia. El video que presento a continuación es prueba del pernicioso efecto péndulo.


viernes, junio 23, 2006

CHI CHI CHI NO NO NO


Una de las patologías que padezco (y a la que quizá le deba el no haber “progresado” en esta vida como quería mi mamá) es mi irrenunciable “delirio de consecuencia”. Soy enfermizamente consecuente y no me doy ninguna tregua. Es por eso que me dejó pensando el cómo, a pesar de nunca haber cambiado mi discurso, durante este año electoral fui llamado en distintos momentos “chilenófilo” y “antichileno”.

Todo partió de la vez en que admití que en caso de una segunda vuelta entre el Capitán Carlos y la tía Lulú, me hubiese inclinado por la candidatura del “cachaco bruto” antes que por la “señora decencia”. Tamaña decisión (que felizmente nunca tuve que tomar) se basaba en que la opción de Lourdes Flores no me daba garantías respecto a una política de contención de los capitales chilenos en sectores estratégicos de nuestra economía como el caso de los puertos, puntualmente el del Callao. Aquello, para los fanáticos creyentes del Dios Mercado y de la doctrina del laissez faire, resultaba un completo sacrilegio porque “el capital no tiene nacionalidad ni bandera; el capital es el capital”.

Cuando se dijo que Lourdes Flores era “la candidata de los ricos” (frases hechas y clisés al margen) no se decía algo muy alejado de la realidad y el hecho de que la propia candidata fuese “rica” o no, no negaba lo primero. Ser rico no tiene nada de malo en sí para empezar, pero serlo en el Perú está asociado en el imaginario colectivo con esa clase social que, desde los consignatarios del guano hasta los de Matarani, jamás ha tenido criterios de país precisamente porque “el capital no tiene banderas” y toda esa paporreta que me aburre el oído derecho tanto como al izquierdo lo hicieron todas esas monsergas buenas para meter chongo en una marcha, pero nunca para utilizarse como argumentos. Resulta sintomático que en Chile, cerca de la mitad de su población se manifieste abiertamente y a mucha honra como “de derecha” ¿Aquí quién puede decirlo? ¿No tenemos derecha? ¿Cuál es la vergüenza?

Se supone que soy “antichileno” porque estoy en contra de los inversionistas chilenos, pero mi reproche nunca ha sido contra ellos sino contra los “entreguistas peruanos” con Kuctrynski a la cabeza, y a quien a lo mejor nunca se le pueda acusar de traición a la patria porque por ahí que nadie le pueda probar que sea peruano. Yo para Chile no tengo más que aplausos para sus inteligentes políticas de expansión comercial y económica; para el eficiente manejo de sus empresas estatales como ENAP (petróleo) y Codelco (cobre); y, naturalmente, por su interés de hacer un anillo energético con el Perú por el cuál nosotros les venderemos gas y ellos nos venderán electricidad producida con ese gas. Chile no tiene la culpa de tener a su costado un país que se le ofrece en bandeja de plata, más bien serían tontos de no aprovechar una oportunidad detectada por sus olfatos de negocio.

Los peruanos citadinos somos unos tipos bastante especiales que hacemos convivir dentro de nosotros los patrones de la fe del libre mercado, aprendidos en los diferentes templos de la sensatez académica, con aquellos otros aprendidos en la escuela primaria que nos repiten que los chilenos son malos y que tienen que devolver Arica, Tarapacá y el Huáscar. Estas enseñanzas combinadas se traducen en que el mismo tipo que hace sus compras en Ripley y Saga Falabella y viaja en LAN, se llene la boca de patrioterismos de lo más estúpidos como la defensa del pisco o del suspiro a la limeña, o se organice con otros energúmenos para, luego de llenar la caña en Primax, ir al aeropuerto o al hotel a tirarle piedras al equipo de fútbol de Chile cada vez que éste viene a jugar contra los nuestros. Naturalmente que algo tiene que cambiar en nuestro sistema educativo para enseñarnos la importancia de mantener nuestra soberanía nacional sin sazonarla con resentimientos históricos ni trayendo a discutir temas tan irrelevantes que sólo sirven para dejar políticamente bien a funcionarios de gobierno que quieren dar muestras de amor por el país a través de la defensa de nuestros postres y de nuestros licores.

Yo viajé a Chile (específicamente a la “tierra cautiva” de Arica) y mi experiencia con el chileno de a pie fue genial. Me parecieron gente muy respetuosa y educada en sus calles, y graciosamente malcriadas dentro de sus casas. Puede decirse que con esa visita me enamoré de Chile, de su cultura y de su historia. Guardo por ello en mi PC más música chilena que peruana y tengo varios discursos de Allende. He de decir a viva voz entonces (aunque me linchen como la vez del partido contra Italia en el mundial de Francia) CHI CHI CHI

miércoles, junio 21, 2006

Un par de avisos


Estimados amigos:

Quisiera invitarlos a las actividades que realizará el Viziódromo este día domingo. Habrá un campeonato de Winning Eleven 10 y estaré presente por si a alguno de los lectores de este descuidado blog les interese tenerme en frente para sacarme la mierda o para darme palmaditas de felicitación. A propósito de esto último y por recomendación del usuario Kinua y pedido de mi cápsula Roberto, he habilitado la opción para que en La Piedra y el Rocón pueda tener una participación más universal y no sólo para usuarios de blogger. Nunca fue mi intención cerrarle la participación a nadie sino que así salió esta nota porque todavía soy muy bruto para manejar estas cojudeces.

Un saludo y prometo venir con un artículo que sin perder el chongo, trascienda el chongo mismo. Mientras tanto pueden leer mis colaboraciones para el blog del Mundial 2006 de Agencia Perú.

¡Fuerza Latinoamérica!
¡Salud por los que cayeron y salud por los que siguen en carrera!

miércoles, junio 14, 2006

Que no me tope con este topo


Dicen que nadie es ajeno a tener placeres escatológicos y, tal como a algunos les gusta el cine gore, las corridas de toros o ver como las macrocifras de felicidades estadísticas matan a la gente; a mí no me es posible despegar las narices del muladar de la política peruana. Así pues, la última jugadita del caro niño Carlitos me ha traído de nuevo al campeonato local moviendo mi silla que miraba hacia Alemania. Y es que ‘duende gordo’ desde que salió de su madriguera se metió a esta terrible cancha del Telmo Carbajo para mostrarnos su fútbol tan plagado de quites, amagues, fintas y cambios de camiseta (por no hablar de desayunos con árbitros y almuerzos con dirigentes de otros equipos).

Algo se podía sospechar por la línea curva (no dije chueca, por si acaso) que se maneja este compadrito que a partir de ahora ya dejó de poner la cara de cojudo de quien no admite su falta en el área. Aceptando que el jueguecito este de la democracia no es sino una suma de egoísmos que dan como resultado el ‘interés de la mayoría’, esto no haría que mi particular egoísmo me impida ver que hay un 47% de egoísmos estafados. Naturalmente que desde mi misma tribuna hay aplausos para el Ekeko, pero son del mismo tipo de los que en 1978 escuchó ‘el loco’ Quiroga en su natal Rosario cuando defendió nuestros colores contra Argentina.

viernes, junio 09, 2006

El Abrazo del Alma


Estimados amigos: ya alucino que por el trabajo y por el mundial de Alemania es muy probable que deje un poco descuidado este espacio. Me daré unas vacaciones del chongo político y escribiré sobre la copa ¿Marx dijo que la religión era el opio del pueblo? Bueno, lo cierto es que, para mí que he estado alejado del tema del fútbol por el simple placer de hacerme ascos con la política, un mundial es siempre un buen motivo para reencontrame con Dios en su templo (aunque conformándome por razones de presupuesto con ver las 64 misas por tele). Me despido momentáneamente con esta bella imagen de Argentina 78. No hay palabras para describirla.

martes, junio 06, 2006

¿Triunfó la democracia?


Si yo me creyese aquel bonito cuento que dice que en el Perú la democracia triunfa cada cinco años porque el pueblo acude masivamente a las urnas dando un ejemplo de conducta cívica al cumplir con su obligación de ejercer su derecho a ser libre de elegir, obviamente que mi persona sería la candidata número uno para integrar ese “electarado” que tanto mencionan Aldito y su abuelito en su periodiquito. La verdad es que, aun siendo parte de ese “electarado”, por un mínimo de consecuencia este proceso no tendría por qué haberme significado una excepción al cuento de siempre y por más tarado que fuese no me hubiera comido aquel otro cuento de que todos los valores aprendidos en mi librito de Educación Cívica esta vez no estaban encarnados en el proceso en sí, sino en una de las candidaturas. A mi juicio (y ya saliéndome del “electarado”), si estas elecciones en su segunda vuelta tenían un carácter plebiscitario, para mí el asunto no iba en el sentido de Democracia vs. Dictadura (visión de muchos quienes en su momento vivían felices en la época de Fujimori) sino en el de Orden vs. Desorden.

Siendo indulgentes con que este proceso –a pesar de su metodología coercitiva de obligar a votar so pena de una multa– representa el punto álgido de nuestra vida democrática, resulta sensato entender que (por distintas razones) los que optamos por García (no digo el Orden porque es mi visión particular) estemos respirando tranquilos. Sin embargo, para quienes dicen que les preocupa el tema del autoritarismo (ojalá que no sólo en su versión Humala) este es el peor momento para cantar victoria. Si el porcentaje de votos nulos y blancos se redujo con respecto a la primera vuelta de un 17 a un 9% ¿Cómo hizo Humala para subir en el global de 26 a 44% (de 30 a 47% en los llamados votos válidos)? ¿Cuál ha sido el criterio de ese electorado que en primera vuelta se mostró apático y en segunda optó por el candidato “antidemocrático”? ¿Quiénes son los santos a quienes por poco les debemos que su milagro se vuelva contra nosotros?

En noviembre se vienen las elecciones municipales y las regionales, espero que estos “santos” de la objetividad e imparcialidad se guarden de darnos cátedra de su oficio. Por lo pronto, Aldito, anda preparando tus maletas para irte de vacaciones y llévate a tu abuelito también. No regresen hasta Navidad porque un par de semanas más a punta de portadas con gorilas representando al zambo de Chávez y de editoriales hablando de “electarados”, “soberasnos” e “indios brutos” y a lo mejor ninguno de tus amiguitos te endosaba el crédito de la derrota de Humala.

viernes, junio 02, 2006

Libertad de (em) Prensa


A menos de 48 horas de conocer el resultado final que nos dirá a quién tendremos que soportar los próximos cinco años en Palacio de Gobierno, no voy a negar que prefiero mil veces las patadas a las balas. No obstante, al decir “balas”, sé que estoy cayendo en esa inconsciente exageración generalizada de convertir al candidato nacionalista en un monstruo distinto del que en realidad es. Para ser justos, la clase dirigente (?) de este país esta vez a través de los medios de comunicación masiva nos ha querido contar el cuento de Caperucita y, ante la ausencia de un lobo, se han traído a la bruja del cuento de Hansel y Gretel (que no es nuestro cuento sino el de ellos) para que, ante nuestros ojos, interprete ese papel.

Mis temores para con Humala no pasan porque vaya a expropiar ni estatizar nada (porque a final de cuentas “nada” es lo que tengo), ni porque pase por las armas a todos aquellos que no cumplan un determinado patrón de conducta sexual (porque queriéndolo o no, tengo las hormonas correctas y están en su sitio). Si tuviese la ligereza de creer concientemente que Ollanta Humala va a fusilar a los gays porque así lo dijo su anciana pero arrebatada mamita; entonces sería lógico suponer que mis capacidades mentales dan como para creer también que (basándome en lo que dijo su arrebatado pero anciano papito) si Lourdes Flores salía electa, para entrar a Miraflores, San Borja o La Molina, se tendría que sacar visa.

La gran preocupación que guardo por un eventual gobierno de Ollanta Humala trasciende a que cumpla o no lo que ha prometido en campaña. Eso sería irrelevante y (en este particular caso aliviante) considerando que no sólo nadie cumple lo que promete sino que hace exactamente todo lo contrario: millón de empleos y tres millones de desempleados, intangibilidad de los ahorros en dólares y su posterior congelamiento, no shock y shock, IGV a 17 e IGV a 19 (por citar los casos emblemáticos de los últimos gobiernos). El problema que veo tanto en Humala como en su entorno es que no percibo un mínimo de capacidades que permitan pensar que el país tendrá un rumbo definido por la correcta interpretación de los problemas nacionales y no tanto por el sentido de la oportunidad particular dentro de este sancochado con tallarines, huevo frito y cebiche de conchas negras que es UPP.

A mitad de campaña Humala sufrió un bajón luego de que la prensa dejara en evidencia los problemas internos que tenía su (des) organización política. Sin embargo, al igual que con Fujimori en 1990, la prensa privilegió su predisposición inmediata de convertir en mercancía cualquier tipo de información y así fue como terminó lanzando contra Humala lo que sea, sean estas verdades, mentiras o simples exageraciones convertidas en asuntos de interés nacional. Recuerdo que a Fujimori se le acusó de evasión tributaria, protestantismo, acoso sexual y hasta que durante su gestión como rector en la UNAG las vacas rindieron menos leche; pero, al final, ni el Señor de los Milagros pudo salvar a Vargas Llosa y aquella vez me quedó como conclusión que, en el Perú, la gente será ignorante, pero no cojuda.

He de reconocer que si alguien pudo más o menos cojudear bien a la gente, ese fue Fujimori al armar un cuasi perfecto aparato de comunicaciones a su servicio, cuyo objetivo principal, más que pretender engañar a la gente, era hacer que ésta se preocupe por cojudeces. La gente detrás de los medios de comunicación “libres”, hace rato que deberían de entender que estarán en la capacidad de ocultar, trastocar o maquillar la realidad a la gente, pero que nunca la van a engañar. Fujimori, por eso fue lo bastante hábil como para darse cuenta que no se puede influir demasiado en lo que debe pensar la gente sobre algo, pero sí en ese “algo” en lo que la gente debe de pensar.

Desde aquí, abiertamente ya he dicho que prefiero las patadas a las balas (votaré por García, si no les quedó claro), pero si Humala fuese elegido Presidente no será culpa del “electarado” o el “soberasno” (como se suele decir por allí) porque a final de cuentas éste es obligado a votar. El papel de la prensa en el Perú durante las campañas electorales deja clarito que su amor mata y su odio revive a Lázaro. Espero que sus hechizos boomerang no consigan ni siquiera salir de sus manos, pero si el artefacto al final termina pegando feo, que asuman sus responsabilidades (que podrán hacerlo porque nadie les va a quitar ni sus canales ni sus diarios, aunque de todas maneras el país se vaya a la mierda con estos improvisados).

martes, mayo 30, 2006

El ataque de los clones


Hace ocho días que no se me ocurre escribir ni papa, así es que apelaré al viejo recurso aquel de “una imagen vale más que mil palabras”. Sin embargo, esta vez no sólo traigo la imagen de aquí al costarrica, sino que traigo tres más, con lo cual ya les estoy regalando cuatro mil palabras además de las que ahorita están leyendo y seguirán leyendo si les apetece continuar con el chongo. Sin más palabrería, pues, les presento pues la siguiente galería de clonados.


Doctor Extraño y Mauricio Mulder

Para quienes no tienen cultura comic ni saben sobre la política peruana, debo de advertirles que estos dos no son personajes de algún cuento de H.P. Lovecraft ni se han escapado de la Divina Comedia. El primero en cuestión es una suerte de villano redimido dedicado a las ciencias ocultas. El otro es alguien que tiene un barajo similar, pero lo cierto es que, más que de saber de ciencias ocultas, el hombre, como todo buen político, oculta la ciencia que sabe.

Nadine Heredia y Arenita Mejillas

He aquí un par de ejemplos de lo que es ser nacionalista de viva voz, aunque en uno de los casos la cosa más parece salida de dientes para afuera. De todos modos, si bien la aspirante a Primera Dama no sabe karate como la amiguita de Bob Esponja, fuerza no le falta para lanzar pedrones ni velocidad para esquivar balazos. Espero que cuando Arenita decida ir a la luna con su cohete, no se olvide de su hermanita ni de sus dos cuñados, aunque ojalá que se olvide de llevar el combustible para el retorno.

Arturo Woodman y Gary Oldman

No me podía olvidar de mis amiguitos de la derecha y he aquí que les presento a estos otros dos hermanos. Si lo notan bien, ambos no sólo se parecen en lo "oldman" sino que además ahora compiten por saber quién le chupa más sangre a la gente. Después de Freddy vs. Jason y Alien vs. Predator, este duelo promete más de lo que prometía la difunta candidata de Don Arturito para las presidenciales.

lunes, mayo 22, 2006

La olla y la sartén empatan en aburrido partido


En verdad que me podía esperar cualquier cosa menos tener que luchar durante noventa minutos por no quedarme jato. Fue una jornada desilusionante para quienes somos admiradores del juego de García hasta el extremo de perdonarle que de cuando en cuando mete goles con la mano y hasta con las uñas. Humala, dada su condición de segundo en la tabla, tenía que salir con todo a buscar el resultado, pero lo hizo apelando a armas tan previsibles que por un momento tuve la impresión de estar viendo por la tele la repetición del partido entre el Gálvez y el Sport Ancash.

El inicio de las acciones se vio afectado con un retrazo de veinte minutos debido a que Humala, al no encontrar agua mineral en los camarines, salió a buscarla a una bodega cercana. Las buenas lenguas dicen que tuvo el bonito gesto de pagar por adelantado antes de recibir el producto. Otras versiones cuentan que su entrenadora Nadine Heredia (la popular Arenita) lo esperó casi al pie de la cancha con un cafecito bien cargado, pero no precisamente para acompañar los sanguches que el Comandante se había traído de Queirolo.

Una vez comenzado el compromiso, a los tres minutos el juez Álvarez Rodrich señaló una falta de Humala por la que el juego se detuvo un momento. El Comandante se negaba a retirar del podio la bandera que había colocado; “retírela usted porque yo no la retiro”, terminó diciendo el candidato. Este detalle, patanerías al margen, despertó el hambre de pop corn en quienes espectábamos el acontecimiento en plan circo romano; pero a lo largo del encuentro, los iniciales ímpetus de un Humala que ingresaba al campo sin corbata y con la pierna en alto, se fueron diluyendo en ataques que más parecían telegramas leídos en voz alta pero no muy convencida.

Basándonos en el mero resultadismo, el desempeño de García cumplió con neutralizar los embates de un Humala que, jugando de local, estaba obligado a definir el ritmo de las acciones. La jugada memorable de la noche procedió de un contragolpe de García luego de que Humala insistiera con que “yo no voy a darle la libertad a Montesinos ¿y usted?”; el ex mandatario se encargó de recordarle al nacionalista que no es competencia del Presidente de la República darle la libertad a alguien o no, sino que es una tarea del Poder Judicial. “Lo otro es militarismo”, agregó punzante el candidato del APRA.

Montesinos no fue el único apestado de la noche. Toledo sufrió igualmente los ascos de ambos contrincantes, aunque más reiterados eran los deslindes de García respecto a algunos vicios de gestión que el saliente gobernante parece haber institucionalizado. Que yo recuerde, mientras García da cuenta en varias ocasiones de los frívolos despilfarros de Toledo, Humala sólo se refiere a éste en el tema de que la regionalización impulsada por él, no era la adecuada.

Quizá lo mejor del partido estuvo en el minuto extra en el cual –luego de que Humala leyera gritando que va a renunciar al sueldo de Presidente y que va a abolir la Constitución de 1993– García aprovecha para marcar contrastes lanzando bendiciones a todo el mundo y, si le dan más tiempo, por poco nos manda una homilía. Fuera de esto, la verdadera fiesta, el verdadero chongo, estuvo en las tribunas con Daniel Abugattas dirigiendo a la barra brava humalista para romper el cordón policial y alguno que otro micrófono de reporteros ladillas. Sin embargo, lo más gratificante para mí fue ver en una de las casetas de transmisión al chato Hildebrandt a quien –a pesar de la patinada que tuvo al no recordar que el Ministerio de la Presidencia fue desactivado al año de gestión de Toledo– siempre se le extraña como a Pocho Rospigliosi, un maestro sin digno sucesor hasta el momento.

jueves, mayo 18, 2006

Tres novelas, un camino


A lo largo de los últimos meses, tres telelloronas se han estado disputando las preferencias del público en el horario estelar. En un comienzo la preferida, con más de 30 puntos sintonía, era “Mi Gorda es Ella” cuya trama era una mezcla de “Free Willy” con “La Pequeña Lulú”. Le seguía los pasos no muy de cerca (pero sumando cada semana de a poquitos) “El Rey de lo Ganado”, la historia de un potrillo que volvía a las carreras luego de una década en la que todo el mundo pensó que ya se había muerto en París sin aguacero pero con lluvia de millones. La tercera novela en disputa era una especie de remake de Marco que se hacía llamar “Madre Mía” (De Locumba hasta Andahuaylas), la cual empezó bien bajetona en el rating, pero que (paradojas de la vida) la crítica negativa la ayudó a ganar puntos a un ritmo espantoso.


Los realizadores de “Mi Gorda es Ella”, con el fin de no perder audiencia en los sectores desde la E hasta la Z, hicieron que la protagonista saliera de su habitat natural (la piscina de Javiercito del Barrón y Cuenta Nueva) para trasladarse a las arenales de Villa El Salvador y demostrar que además de saber nadar en agua temperada, también sabía correr sobre terrenos abruptos e incandescentes. La crítica especializada aplaudió unánimemente el gesto de que la vaca marina dejase de comer su tenaza de langosta para cambiarla por un arroz con pollo en vajilla de tecnopor listo para ser degustado con su tenedorcito de plástico forrado en papel higiénico. Particularmente fue conmovedora para la crítica la escena en que la protagonista indemniza a un mototaxista por la inutilización del vehículo que ella acababa de abordar con el fin de ganar unos metros en esa loca carrera que ya la tenía exhausta. Sin embargo, a pesar de todos estos esfuerzos, el gran público terminó desencantándose lentamente de una historia irreprochable en donde todos los protagonistas eran tan felices y tan decentes en su piscina que pocos se comieron ese cau cau de que estuvieran buscando un oasis en los arenales de los conos o en los cerros de El Agustino.


No hubieron de tardar las semanas para que “Madre Mía” dejara atrás a “Mi Gorda es Ella” remontando una diferencia de 20 puntos en contra para convertirla en 7 puntos a favor. Capítulos claves en “Madre Mía” fueron aquellos de la temporada en que el niño Llanta Mala recibe alternadas o simultáneas palizas de parte de sus tiastras Rosa María y Cecilia por simples travesuras como jugar a las escondidas en las Casuarinas.
Los apanados resultaron tan faltosos que provocaron masivas muestras de solidaridad que llegaron hasta la mismísima Venezuela donde la telenovela también era seguida con muchísimo interés.

Mientras tanto “El Rey de lo Ganado” empezó a meterse por los palos repartiendo caleta alguna que otra patadita hacia la izquierda y alguna que otra patadota hacia la derecha llegando así a la primera semana de abril a desplazar a “Mi Gorda es Ella” del segundo lugar en el rating. La producción de “El Rey de lo Ganado” tuvo la acertada aunque escatológica idea de disfrazar al protagonista de yegua y ponerlo a bailar una suerte de perreo amerengado en donde jugaba a bambolear con las manos sus caídas mamas de luchador de sumo. Muy tarde le fueron devueltos los golpes que repartió hacia la derecha e incluso un voluntarioso pero involuntario aliado quiso detener el tropel del equino loco disfrazado de yegua metiéndole entre las patas un palo de escoba. Lo único que consiguió fue hacer tropezar a la vaca a la que pretendía ayudar sin que esta se lo pidiese.


Estamos ya en mayo y, tras penosa agonía, “Mi Gorda es Ella” ha sido levantada de la programación y en su lugar ha sido puesta “Los Ricos También Lloran”. Continúan en carrera “El Rey de lo Ganado” y “Madre Mía”, pero según todos los pronósticos parece ser que para fin de mes la primera de estas terminará imponiéndose de no mediar que las tiastras Cecilia y Rosa María le sigan haciendo el favor de repartirle palos al niño Llanta Mala que por mientras ya los ha ido a buscar a Trujillo. De hecho, los productores de “Madre Mía” (Don Hugo y Don Evo) ya tienen el plan “B” de lanzarse al propio escenario de actuación acompañando a Llantita y darle a la novela un giro que la lleve a parecerse a los “Hermanos Coraje” (“Chantaje” en su caso).

lunes, mayo 15, 2006

Razón sin corazón

Abro este blog por la simple monería de tenerlo. No tengo claro todavía para qué está hecho, ni sobre qué voy a escribir. Esto no es un paredón con apetecibles espacios vacíos qué rellenar. No soy tampoco quien hace muchos años asumía los riesgos de ser sincero a costa del ornato de la ciudad.

Esta vía ofrece pocos riesgos y por eso está acorde con mis casi nulas ganas de dar batalla. Amores tengo y muchos, pero felizmente ninguno me obliga a dejar de ser sedentario. No veo ya a mujer, partido político o equipo de fútbol que me haga salir de cacería. Recibo de la (post) modernidad la posibilidad de ejercer mi derecho de queja con la misma cara de quien recibe el diario para hacer bilis antes que el crucigrama.

No espero ser tomado en serio, ni siquiera cuando hable en serio de verdad. A priori, tampoco me interesa capturar la atención de nadie. Sin embargo, de ocurrir esto último, me preocuparé por conservar todo lo que coseche sin haber sembrado.