martes, mayo 30, 2006

El ataque de los clones


Hace ocho días que no se me ocurre escribir ni papa, así es que apelaré al viejo recurso aquel de “una imagen vale más que mil palabras”. Sin embargo, esta vez no sólo traigo la imagen de aquí al costarrica, sino que traigo tres más, con lo cual ya les estoy regalando cuatro mil palabras además de las que ahorita están leyendo y seguirán leyendo si les apetece continuar con el chongo. Sin más palabrería, pues, les presento pues la siguiente galería de clonados.


Doctor Extraño y Mauricio Mulder

Para quienes no tienen cultura comic ni saben sobre la política peruana, debo de advertirles que estos dos no son personajes de algún cuento de H.P. Lovecraft ni se han escapado de la Divina Comedia. El primero en cuestión es una suerte de villano redimido dedicado a las ciencias ocultas. El otro es alguien que tiene un barajo similar, pero lo cierto es que, más que de saber de ciencias ocultas, el hombre, como todo buen político, oculta la ciencia que sabe.

Nadine Heredia y Arenita Mejillas

He aquí un par de ejemplos de lo que es ser nacionalista de viva voz, aunque en uno de los casos la cosa más parece salida de dientes para afuera. De todos modos, si bien la aspirante a Primera Dama no sabe karate como la amiguita de Bob Esponja, fuerza no le falta para lanzar pedrones ni velocidad para esquivar balazos. Espero que cuando Arenita decida ir a la luna con su cohete, no se olvide de su hermanita ni de sus dos cuñados, aunque ojalá que se olvide de llevar el combustible para el retorno.

Arturo Woodman y Gary Oldman

No me podía olvidar de mis amiguitos de la derecha y he aquí que les presento a estos otros dos hermanos. Si lo notan bien, ambos no sólo se parecen en lo "oldman" sino que además ahora compiten por saber quién le chupa más sangre a la gente. Después de Freddy vs. Jason y Alien vs. Predator, este duelo promete más de lo que prometía la difunta candidata de Don Arturito para las presidenciales.

lunes, mayo 22, 2006

La olla y la sartén empatan en aburrido partido


En verdad que me podía esperar cualquier cosa menos tener que luchar durante noventa minutos por no quedarme jato. Fue una jornada desilusionante para quienes somos admiradores del juego de García hasta el extremo de perdonarle que de cuando en cuando mete goles con la mano y hasta con las uñas. Humala, dada su condición de segundo en la tabla, tenía que salir con todo a buscar el resultado, pero lo hizo apelando a armas tan previsibles que por un momento tuve la impresión de estar viendo por la tele la repetición del partido entre el Gálvez y el Sport Ancash.

El inicio de las acciones se vio afectado con un retrazo de veinte minutos debido a que Humala, al no encontrar agua mineral en los camarines, salió a buscarla a una bodega cercana. Las buenas lenguas dicen que tuvo el bonito gesto de pagar por adelantado antes de recibir el producto. Otras versiones cuentan que su entrenadora Nadine Heredia (la popular Arenita) lo esperó casi al pie de la cancha con un cafecito bien cargado, pero no precisamente para acompañar los sanguches que el Comandante se había traído de Queirolo.

Una vez comenzado el compromiso, a los tres minutos el juez Álvarez Rodrich señaló una falta de Humala por la que el juego se detuvo un momento. El Comandante se negaba a retirar del podio la bandera que había colocado; “retírela usted porque yo no la retiro”, terminó diciendo el candidato. Este detalle, patanerías al margen, despertó el hambre de pop corn en quienes espectábamos el acontecimiento en plan circo romano; pero a lo largo del encuentro, los iniciales ímpetus de un Humala que ingresaba al campo sin corbata y con la pierna en alto, se fueron diluyendo en ataques que más parecían telegramas leídos en voz alta pero no muy convencida.

Basándonos en el mero resultadismo, el desempeño de García cumplió con neutralizar los embates de un Humala que, jugando de local, estaba obligado a definir el ritmo de las acciones. La jugada memorable de la noche procedió de un contragolpe de García luego de que Humala insistiera con que “yo no voy a darle la libertad a Montesinos ¿y usted?”; el ex mandatario se encargó de recordarle al nacionalista que no es competencia del Presidente de la República darle la libertad a alguien o no, sino que es una tarea del Poder Judicial. “Lo otro es militarismo”, agregó punzante el candidato del APRA.

Montesinos no fue el único apestado de la noche. Toledo sufrió igualmente los ascos de ambos contrincantes, aunque más reiterados eran los deslindes de García respecto a algunos vicios de gestión que el saliente gobernante parece haber institucionalizado. Que yo recuerde, mientras García da cuenta en varias ocasiones de los frívolos despilfarros de Toledo, Humala sólo se refiere a éste en el tema de que la regionalización impulsada por él, no era la adecuada.

Quizá lo mejor del partido estuvo en el minuto extra en el cual –luego de que Humala leyera gritando que va a renunciar al sueldo de Presidente y que va a abolir la Constitución de 1993– García aprovecha para marcar contrastes lanzando bendiciones a todo el mundo y, si le dan más tiempo, por poco nos manda una homilía. Fuera de esto, la verdadera fiesta, el verdadero chongo, estuvo en las tribunas con Daniel Abugattas dirigiendo a la barra brava humalista para romper el cordón policial y alguno que otro micrófono de reporteros ladillas. Sin embargo, lo más gratificante para mí fue ver en una de las casetas de transmisión al chato Hildebrandt a quien –a pesar de la patinada que tuvo al no recordar que el Ministerio de la Presidencia fue desactivado al año de gestión de Toledo– siempre se le extraña como a Pocho Rospigliosi, un maestro sin digno sucesor hasta el momento.

jueves, mayo 18, 2006

Tres novelas, un camino


A lo largo de los últimos meses, tres telelloronas se han estado disputando las preferencias del público en el horario estelar. En un comienzo la preferida, con más de 30 puntos sintonía, era “Mi Gorda es Ella” cuya trama era una mezcla de “Free Willy” con “La Pequeña Lulú”. Le seguía los pasos no muy de cerca (pero sumando cada semana de a poquitos) “El Rey de lo Ganado”, la historia de un potrillo que volvía a las carreras luego de una década en la que todo el mundo pensó que ya se había muerto en París sin aguacero pero con lluvia de millones. La tercera novela en disputa era una especie de remake de Marco que se hacía llamar “Madre Mía” (De Locumba hasta Andahuaylas), la cual empezó bien bajetona en el rating, pero que (paradojas de la vida) la crítica negativa la ayudó a ganar puntos a un ritmo espantoso.


Los realizadores de “Mi Gorda es Ella”, con el fin de no perder audiencia en los sectores desde la E hasta la Z, hicieron que la protagonista saliera de su habitat natural (la piscina de Javiercito del Barrón y Cuenta Nueva) para trasladarse a las arenales de Villa El Salvador y demostrar que además de saber nadar en agua temperada, también sabía correr sobre terrenos abruptos e incandescentes. La crítica especializada aplaudió unánimemente el gesto de que la vaca marina dejase de comer su tenaza de langosta para cambiarla por un arroz con pollo en vajilla de tecnopor listo para ser degustado con su tenedorcito de plástico forrado en papel higiénico. Particularmente fue conmovedora para la crítica la escena en que la protagonista indemniza a un mototaxista por la inutilización del vehículo que ella acababa de abordar con el fin de ganar unos metros en esa loca carrera que ya la tenía exhausta. Sin embargo, a pesar de todos estos esfuerzos, el gran público terminó desencantándose lentamente de una historia irreprochable en donde todos los protagonistas eran tan felices y tan decentes en su piscina que pocos se comieron ese cau cau de que estuvieran buscando un oasis en los arenales de los conos o en los cerros de El Agustino.


No hubieron de tardar las semanas para que “Madre Mía” dejara atrás a “Mi Gorda es Ella” remontando una diferencia de 20 puntos en contra para convertirla en 7 puntos a favor. Capítulos claves en “Madre Mía” fueron aquellos de la temporada en que el niño Llanta Mala recibe alternadas o simultáneas palizas de parte de sus tiastras Rosa María y Cecilia por simples travesuras como jugar a las escondidas en las Casuarinas.
Los apanados resultaron tan faltosos que provocaron masivas muestras de solidaridad que llegaron hasta la mismísima Venezuela donde la telenovela también era seguida con muchísimo interés.

Mientras tanto “El Rey de lo Ganado” empezó a meterse por los palos repartiendo caleta alguna que otra patadita hacia la izquierda y alguna que otra patadota hacia la derecha llegando así a la primera semana de abril a desplazar a “Mi Gorda es Ella” del segundo lugar en el rating. La producción de “El Rey de lo Ganado” tuvo la acertada aunque escatológica idea de disfrazar al protagonista de yegua y ponerlo a bailar una suerte de perreo amerengado en donde jugaba a bambolear con las manos sus caídas mamas de luchador de sumo. Muy tarde le fueron devueltos los golpes que repartió hacia la derecha e incluso un voluntarioso pero involuntario aliado quiso detener el tropel del equino loco disfrazado de yegua metiéndole entre las patas un palo de escoba. Lo único que consiguió fue hacer tropezar a la vaca a la que pretendía ayudar sin que esta se lo pidiese.


Estamos ya en mayo y, tras penosa agonía, “Mi Gorda es Ella” ha sido levantada de la programación y en su lugar ha sido puesta “Los Ricos También Lloran”. Continúan en carrera “El Rey de lo Ganado” y “Madre Mía”, pero según todos los pronósticos parece ser que para fin de mes la primera de estas terminará imponiéndose de no mediar que las tiastras Cecilia y Rosa María le sigan haciendo el favor de repartirle palos al niño Llanta Mala que por mientras ya los ha ido a buscar a Trujillo. De hecho, los productores de “Madre Mía” (Don Hugo y Don Evo) ya tienen el plan “B” de lanzarse al propio escenario de actuación acompañando a Llantita y darle a la novela un giro que la lleve a parecerse a los “Hermanos Coraje” (“Chantaje” en su caso).

lunes, mayo 15, 2006

Razón sin corazón

Abro este blog por la simple monería de tenerlo. No tengo claro todavía para qué está hecho, ni sobre qué voy a escribir. Esto no es un paredón con apetecibles espacios vacíos qué rellenar. No soy tampoco quien hace muchos años asumía los riesgos de ser sincero a costa del ornato de la ciudad.

Esta vía ofrece pocos riesgos y por eso está acorde con mis casi nulas ganas de dar batalla. Amores tengo y muchos, pero felizmente ninguno me obliga a dejar de ser sedentario. No veo ya a mujer, partido político o equipo de fútbol que me haga salir de cacería. Recibo de la (post) modernidad la posibilidad de ejercer mi derecho de queja con la misma cara de quien recibe el diario para hacer bilis antes que el crucigrama.

No espero ser tomado en serio, ni siquiera cuando hable en serio de verdad. A priori, tampoco me interesa capturar la atención de nadie. Sin embargo, de ocurrir esto último, me preocuparé por conservar todo lo que coseche sin haber sembrado.